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La plaga conocida como pulgón es muy común en las plantas, ya sean hortalizas, ornamentales, leguminosas etc. Los pulgones pueden ser de muchos colores, los más comunes son de color verde. Los principales síntomas por la presencia de pulgones son plantas con hojas enrolladas y pegajosas, en ocasiones con manchas amarillas o negras. Esto último se debe a la presencia un de hongo llamado negrilla, mientras que las manchas amarillas son la manifestación de algún virus transmitido por el pulgón.

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Los pulgones o áfidos son una de las plagas más comunes en los cultivos de campo abierto, en invernadero y en el jardín o en el huerto. Esta plaga pertenece a la familia de los hemípteros y son insectos chupadores que se alimentan de savia. Pueden llegar a medir de 2 a 3 mm de largo y algunos pueden tener alas. Su coloración es muy variada pueden ser de color verde, negro, amarillos, cenizos entre otros. Los pulgones al final de su abdomen poseen dos tubos por los que segregan una sustancia azucarada tipo melaza, provocando que la superficie de la planta quede pegajosa. Esta plaga ataca preferentemente en primavera y verano, ya que la baja humedad y altas temperaturas favorecen su reproducción.

Como tienen un aparato chupador, succionan la savia de las hojas y excretan una sustancia pegajosa que sirve de alimento para las hormigas. Por lo anterior es común que donde haya pulgones haya hormigas, ya que, estas buscan y estimulan a los pulgones para que produzcan esta sustancia azucarada también conocida como melaza. La presencia de la melaza favorece a un complejo de hongos a los que se les conoce como negrilla o fumagina, a simple vista parece un polvillo negro que interfiere con la fotosíntesis ya que las plantas no pueden aprovechar bien la luz solar. Los pulgones, por su aparato chupador son los principales transmisores de virus, ya que, si se alimentan de una planta enferma y después de una planta sana transmiten y dispersan los virus.

Para controlar los pulgones se recomienda monitorear constantemente las plantas para que cuando se observen los primeros pulgones, se inicien las acciones para su control. Si son pocas plantas las que tienen presencia de esta plaga se puede hacer control manual, es decir, quitar las hojas y presionarlos para matarlos, también se pueden eliminar malezas que sean refugio de este insecto. Si la plaga continua o son muchas las plantas infestadas se pueden aplicar productos orgánicos que ayuden a su control, por ejemplo, aceite de neem, jabón potásico, jabón en polvo mezclado con alcohol, infusiones de ortiga, de chile, de pimienta y otros. También se pueden colocar plantas que sean atrayentes o repelentes para pulgones, por ejemplo, el tabaco atrae a los pulgones evitando que se vayan a las plantas de interés. Existe también el control con hongos entomopatógenos, como Beauveria bassiana y Paecilomyces fumosoroseus. Otra buena opción es el control biológico con insectos benéficos, por ejemplo, en su fase de larva las catarinas y las crisopas se alimentan vorazmente de los pulgones, además existen avispillas que los parasitan evitando que se sigan proliferando, para esto se pueden construir o favorecer los “refugios” u “hoteles” para insectos benéficos.



Los tipos de control mencionados son efectivos llegando a tener una disminución de hasta 99 % del pulgón, lo cual es muy bueno, considerando que no se aplican agrotóxicos. Lo mejor de controlar la plaga con estas estrategias es que se tiene la certeza que la fruta que cultivas y/o consumes o tus plantas de ornato, están libres de residuos químicos nocivos para tu salud y la de tu familia. Algunos de estas acciones las puedes realizar fácilmente sin gastar mucho, ayudando al ambiente. Si quieres aprender esto y mucho mas, te esperamos en el curso taller que se impartirá en El Humedal para mayor informe (colocamos en link al micrositio).

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