El mantillo forestal es la parte del suelo más delicada, vulnerable y amenazada, ya que es una superficie delgada que cubre al verdadero suelo y se encuentra más expuesta en ella habita una población de seres microscópicos llamados microorganismos de montaña. El mantillo es básicamente la hojarasca que se encuentra en plena descomposición, se encuentra a escasos 7 cm de los suelos de bosques que no han sufrido cambios por el hombre. Los MM son de consistencia acolchada, de color negro y tiene el olor característico a tierra mojada. Estos microbios contienen la memoria geobiológica que les permite desarrollarse y evolucionar de forma conjunta y en armonía con los bosques naturales, por lo tanto está adaptado a las condiciones climáticas de la región.
Para obtener los MM se recolecta material de preferencia en verano u otoño, esto por su alto contenido de humedad. Para la selección del bosque natural se deben tomar en cuenta lugares con muy poca o nula intervención humana, sobre todo que no haya sido tratado con agroquímicos por lo menos en los últimos 3 o 5 años. Cuando se recolecten los microorganismos de montaña se debe procurar causar el menor impacto al ecosistema extrayendo el mantillo de manera dispersa.