Compartir conocimiento es uno de los lemas que sostienen la filosofía de El Humedal. Así que hoy, que es el Día Internacional de la Educación Ambiental, nos gustaría hacer algunas reflexiones en torno a la experiencia que hemos tenido escuchando las voces de El Humedal, y compartiendo lo que nos ha enseñado.
Educar, ¿para qué?
Podemos partir de lo que significa “educar”. Y es que, en muchos contextos quizá se entiende esta palabra por el acto de “enseñar”, “mostrar”. Que, en cierto sentido tiene relación con la educación; solamente que ésta, en realidad, tiene la premisa de que el sujeto que aprende es el que despierta en sí el conocimiento. No es que alguien llegue a decir la verdad o cómo se deben hacer las cosas, sino que la persona que es educada logra hacer los aprendizajes por sí misma, se los apropia.
Entonces, quienes nos comprometemos con la educación, en este caso ambiental, somos conscientes de que nosotros en realidad somos facilitadores en este proceso de aprendizaje. Nosotros nos encargamos de crear y recrear las condiciones ideales para que quien asiste al encuentro pueda despertar por sí mismo los aprendizajes.
La educación ambiental en El Humedal es un concierto vivo en el que las interacciones entre la vida y los recursos vitales (como el suelo y el agua) hacen sonar los acordes.
¿Para qué educar en El Humedal? En realidad el “para qué” está relacionado con las posibilidades que tiene el proyecto de verse reflejado en una réplica, acaso minúscula, en cualquier otro lugar de Valle, de México o del mundo. El “para qué” educamos tiene que ver más con ese punto del proceso que hace que éste sea un proyecto cíclico y, quizá, regenerativo.
Y, entonces, en El Humedal, ¿quién educa? ¿cómo educamos?
En realidad, partimos del hecho de que no somos nosotros quienes hacemos la educación ambiental, sino el propio Humedal: en concreto, los sistemas vivos que ahí coexisten. El Humedal es un centro vivo en donde a partir de la observación plena, las personas podemos ser testigos de lo compleja que es nuestra naturaleza y lo ricas que son las interacciones que tenemos quienes formamos parte de ella. Lo que a nosotros, como equipo, nos toca, es observar, experimentar, documentar, y compartir. Cuando se acercan las personas externas a nosotros, compartimos lo que hemos aprendido y les permitimos ser testigos de estos hallazgos en el sitio.
En El Humedal consideramos que compartir conocimiento es una forma de agradecer y celebrar lo que este ecosistema nos ha dado y, al mismo tiempo, es una oportunidad para reaprender o fortalecer los conocimientos que hemos adquirido. Y tú, ¿cómo ejerces la educación ambiental?