Prácticamente todas las civilizaciones han generado desechos y han lidiado con ello, pero en esta era globalizada el manejo actual de nuestros desechos es un problema mundial, insostenible e insoportable. Esta situación es más un problema social que ambiental, debido a nuestros hábitos de consumo e incapacidad para procesar nuestros residuos, por ello, debemos reducir, reusar y reciclar los desechos generados por nuestras actividades cotidianas y aquellos de la industria para hacer frente al problema. Considerando que aproximadamente la mitad de los desechos en una ciudad son orgánicos se observa la necesidad de aprovecharlos. Este proceso debe iniciar con la separación de la materia orgánica para llegar al reciclaje mediante el compostaje. Haciendo una composta disminuimos la contaminación ambiental y contribuimos a la conservación de nuestros ecosistemas y a la vez obtenemos un fertilizante natural para nuestras plantas.
El problema de la basura es algo relativamente nuevo apenas han pasado aproximadamente 200 años desde que la revolución industrial trajo una amplia variedad de materiales novedosos, útiles y que ahora se han convertido en basura; provocando contaminación y además, esta basura también se puede considerar como signo de un consumo desmedido de productos para todo tipo de actividades.
Hoy en día nos sentimos responsables por colocar la basura en un bote o en bolsa, pero eso no es suficiente; sacamos el problema de nuestra casa para endosarlo a alguien más, lo mandamos a un relleno sanitario o a un tiradero a cielo abierto que acumula miles de toneladas de estos desechos donde abunda el mal olor, fauna nociva y potencialmente se convierten en un foco de infecciones. Un lugar como este, más allá que resulta desagradable y entorpece el paisaje, contamina el aire, el agua, el suelo. Aunque si bien es cierto que en estos lugares hay personas rompiendo bolsas y recuperando la mayor cantidad de materiales que les sea posible para luego venderlos y obtener un ingreso, esto resulta insuficiente.
La diferencia entre el residuo y la basura es la valorización. Cuando los residuos son mezclados se convierten en basura y se dificulta su recuperación para ser reusados o reciclados. Hay distintas clasificaciones de los residuos de acuerdo a su origen, composición, cantidad y manejo. La legislación federal contempla tres categorías para la gestión integral de residuos; peligrosos, especiales y sólidos urbanos.
Nos centraremos en los Residuos Sólidos Urbanos los cuales a su vez se dividen en dos grandes grupos; orgánicos e inorgánicos. La fracción orgánica de la basura (aproximadamente el 50%) en barrios, localidades y ciudades incluye todos los desechos generados en la preparación y consumo de alimentos como cáscaras, restos de comida, cartón, aserrín, hojarasca y podas del jardín.
La separación entre desechos orgánicos e inorgánicos es fundamental para lograr el óptimo reciclaje de los residuos. La basura atrae fauna como perros, gatos y roedores que rompen las bolsas buscando restos de comida. La fracción orgánica de la basura se degrada en un tiempo muy corto (de 2 a 4 meses) comparada con los materiales inorgánicos, ya que provienen directamente de la naturaleza y en la naturaleza nada se pierde, todo se transforma. En los tiraderos a cielo abierto o rellenos sanitarios la degradación no controlada de los residuos orgánicos genera gas metano (un gas de efecto invernadero 3 veces más dañino para la capa de ozono que el dióxido de carbono) que cuando se quema y se usa como combustible es más eficiente y menos contaminante que cualquier otro.
Una forma efectiva para transformar los residuos orgánicos es el compostaje, este proceso da como resultado final un fertilizante que se puede utilizar para las plantas. El compostaje es un proceso sencillo y dinámico que requiere paciencia y constancia para observar los resultados y luego hacer nuestros propios ajustes. Consiste en hacer una mezcla ordenada de materiales secos y húmedos. Todos ellos de origen natural como las hojarascas, el cartón, las podas de pasto, las cáscaras de frutas, verduras y tierra. Estos materiales se van desintegrando por acción de microorganismos y algunos insectos y la materia orgánica se va transformando paulatinamente pero debemos mantener controlada la aireación y la humedad. Este proceso puede durar de 4 a 6 meses. Al final se obtiene un material muy parecido a la tierra, de color negro y con olor agradable que se usa para abonar macetas, huertos o jardines.
En la naturaleza nada se pierde, todo se transforma y el compostaje es la forma más natural de reciclar y reintegrar materia orgánica y minerales al suelo. Del suelo salen y al suelo regresan.