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El suelo es generalmente conocido como la superficie de la corteza terrestre que da soporte o sostiene a las plantas. Pero, ¿sabías que el suelo es mucho más que eso? ¡El suelo está vivo!

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El suelo es un elemento complejo, vivo y dinámico, que está sujeto a cambios permanentes y que, al mismo tiempo, es base para la producción de alimentos.

Podríamos decir que está formado, básicamente, por minerales, materia orgánica, agua y aire.



El material mineral está compuesto por partículas de arena, limo y arcilla, y la fracción orgánica por las raíces de plantas, microorganismos microscópicos, lombrices, arañas, hojarasca superficial, raíces muertas, desechos de los microorganismos, sustancias húmicas y humus. La presencia del agua asegura la llegada de nutrientes a las plantas, mientras que el aire provee el oxígeno que necesitan las raíces y los microorganismos que ahí cohabitan.

En este caso, nos interesa hablar de la importancia que tiene particularmente la materia orgánica. ¿Cómo fue que llegamos a esto?



Desde el inicio de la agricultura, el hombre ha aplicado toda clase de materias orgánicas a los suelos cultivados; hoy, esta práctica es la base para el desarrollo de la agricultura orgánica.



Y ¿qué conocemos como materia orgánica?

Existen varias definiciones de materia orgánica, según el autor que se consulte. Pero, básicamente, se puede definir como el conjunto de sustancias orgánicas variadas, de color pardo y negruzco que resulta de la descomposición vegetal o animal.



En ecosistemas naturales, los contenidos de materia orgánica pueden ir de 15 a 20% o más, mientras que en la mayor parte de los suelos agrícolas el porcentaje se encuentra entre 1 y 5%.



Normalmente, el contenido de materia orgánica del suelo depende especialmente del clima y de la cobertura vegetal, los procesos que en él se desarrollan se equilibran y finalizan en la formación de suelo nuevo. Pero cuando el ser humano modifica el equilibrio natural en el suelo, éste se empieza a degradar rápidamente, se detiene la formación de suelo vivo y la materia orgánica se pierde.



Pero, ¿por qué es tan importante la materia orgánica? ¿Para qué sirve? Las funciones más importantes que hasta ahora conocemos son:



*Ser elemento de enlace de las propiedades biológicas, químicas y físicas.

*Construir, promover, proteger y mantener el ecosistema del suelo.

*Ser componente clave de una buena estructura del suelo.

*Incrementar la retención de agua y de nutrientes.

*Minimizar la compactación del suelo favoreciendo la infiltración en el suelo.

*Ser fuente de alimento para los microorganismos del suelo.



Ahora, la realidad es que en el mundo son muy diversas las prácticas de cultivo que se emplean por las personas: así que, dependiendo de ello, estas características pueden ser alteradas rápidamente para aumentar, mantener o reducir los niveles de materia orgánica.



¿Qué pasa si nuestro suelo pierde materia orgánica? Si por el manejo que le damos disminuye la materia orgánica en el suelo, sucederán diversos cambios en él, entre ellos:

*Pérdida de la estructura grumosa.

*Deterioro de la porosidad del suelo.

*Disminución de la actividad biológica.

*Compactación del suelo.



¿Te gustaría saber que el suelo con el que conviven tus cultivos sea más sano? Ayúdale manteniendo entradas constantes de nueva materia orgánica que reemplace la que se pierde por la cosecha y la descomposición. Te recomendamos mantener el suelo cubierto, incorporar periódicamente carbono orgánico y reducir su manejo lo más que puedas.



¿Cómo te imaginas que el suelo sano te agradece su cuidado?

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